Desde entonces, ha utilizado su arte para abordar temas complejos como el suicidio, las rupturas y las pérdidas, buscando sensibilizar a través de sus creaciones.
De manera autodidacta, el artista comenzó a trabajar la madera, apoyándose en tutoriales y en la observación de la naturaleza para perfeccionar su técnica. Junto a su hijo, recorre las calles y parques del sur del Valle de Aburrá en busca de madera reciclada. Sin embargo, no toma cualquier tronco; debe sentir una conexión especial, una «magia» que despierte su curiosidad, que inspire y cuente una historia.
Así ocurrió con una de sus obras más significativas, «Amanecer Juntos». Esta pieza, que habla del amor que es para siempre, fue vendida en su primera exposición a un amante del arte extranjero y ahora se encuentra en California, llevando un pedazo de Sabaneta al mundo.