La investigación inició en 2019 y tiene su origen en una de las aulas que se utilizan para dar clases a las personas privadas de la libertad, en la cárcel de Tuluá.
Un diagnóstico realizado al joven privado de la libertad, reveló que tenía fractura de clavícula, trauma múltiple, luxación, luego de que, en 2019, cuatro dragoneantes le propinaran una golpiza por venganza en la cárcel de Tuluá.
Luego de tres años de investigación, la procuraduría concluyó y formuló cargos y llevó a juicio disciplinario a estos dragoneantes.
Fuente: El Espectador