Ese pensamiento del colombo japonés encaja a la perfección en Melissa Burbano Castro, una tulueña que aunque es profesional ejerce su papel de dog show handler o manejadora profesional de perros de competencia con una pasión que literal le brota por los poros. Una pasión que hace entender hasta al más neófito en el mundo canino, todo lo que encierra el llevar a perros de raza a triunfar en las pistas.
El gusto por los animales y de manera especial por los perros nació de su padre, el médico Jorge Hernando Burbano, a quien de niña veía llevar a casa a algunos ejemplares que estaban lesionados a los que trataba para luego ponerlos en manos más expertas.
Nace la pasión
Hace ya casi una década el papá de su hija, quien también se movía en el mundo canino, recibió la insinuación de unos clientes para que trabajara con los perros de exposición, pero él desistió, en cambio Melissa, atraída por el gusto hacia los canes, decidió conocer más de la actividad y fue tanta la motivación que hizo un curso en Bogotá y asistió a diferentes eventos que se realizaban en el país.
“Tuve la fortuna entonces de encontrarme con Oscar Rivero, un reconocido criador y juez de pista, quien viendo las ganas que mostraba de aprender me invitó a trabajar con él y me abrió las puertas de un mundo que me atrapó por completo”, dice la joven quien en la actualidad estudia sicología.
Según lo describe fue un proceso muy fuerte de trabajo pero ante todo de aprendizaje que le tomó dos años y permitiéndole conocer en profundidad los comportamientos, descubrir las habilidades y potenciarlas al máximo en cada uno de los ejemplares que hacían parte de ese kenner.
Llego el debut
Luego de cumplir con todo el proceso de formación y cabalmente su papel de auxiliar, pensó que era el momento de saltar como profesional, pero para dar ese paso se le exigió una nueva preparación, lo que la obligó a estudiar una técnica veterinaria a la par que laboraba en la ciudad de Medellín.
“Una vez cumplido ese paso profesional, Oscar Rivero me dijo que había llegado el momento de probar de qué estaba hecha y recibí así la bienvenida a las pistas de manera profesional y para ello conocí a F7 Irene del Cerco Colombia, una perra de la raza Pointer inglés que como yo debutaría en las pistas”, dice Burbano Castro.
Ese momento que marcó una nueva etapa en su carrera lo recuerda con tal emoción que sus ojos claros brillan y el tono de voz cambia.
“Fue algo espectacular, parecía que estuviéramos hecha la una para la otra y por eso no dudé en escogerla. Empezamos a correr por la pista y en el momento cumbre la gente se pasaba de una pista a otra para ver ese juzgamiento que estaba a cargo de un juez internacional y cuando dio su veredicto final todos estallaron en aplausos pero yo estaba ahí, atónita, no sabía qué había ganado”, relata esta tulueña que parece flotar cuando recuerda ese momento ocurrido en noviembre de 2016 y que marcó el detonante de su carrera.
Pero lo de Irene no fue casualidad, pues al igual que su manejadora se dedicó a recorrer las diferentes ciudades del país y ya en uso de buen retiro conserva en su palmarés los títulos de gran campeona colombiana, campeona colombiana, jóven campeona colombiana y vencedora de Américas y del Caribe.
Por estos días trabaja con Aldo Von Roplhaus, un cachorro 2018 Colombia y es actual campeón joven Colombiano.
Sicología con un propósito
Con la finalidad de crecer profesionalmente, Melissa Burbano Castro cursa estudios de sicología en la Universidad Abierta y a Distancia, Unad, pero lo hace con un propósito y es utilizarla con fines de inclusión y es usarla para trabajar con niños con capacidades diferentes.
“Los perros son seres maravillosos y sin duda ayudarán a mejorar la condición de estas personas”, comenta Melissa al tiempo que en la nota para EL TABLOIDE dice que sueña con convertirse en una de las jueces nacionales e internacionales, tarea para la que trabaja pero es consiente que le tomará varios años más.
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