Cinco confesiones del hijo de Piedad Córdoba

“Fuimos muy felices, pero siempre hay un pero”. Esta es la frase de Juan Luis Castro Córdoba, hijo de Piedad Córdoba, que denota los difíciles momentos que ha tenido que vivir en un país en el que la política es un campo de polarizaciones incesantes, en los que se mezclan los odios injustificados o las incomprensiones mutuas.

Como su madre, Juan Luis Castro Córdoba, también es político, y en su trajinar de campaña ha tenido que enfrentar los momentos difíciles de Piedad de un modo distinto: no con la óptica de la pasión ni con los radicalismos partidistas, sino con los sentimientos que se involucran los lazos familiares, en los que el perdón y la comprensión son más frecuentes.

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Hace unos meses, Castro Córdoba publicó un libro que lleva por título un juego de palabras “Vivir en Piedad”, para retratar lo difícil de estar en medio de ese torbellino en el que buena parte de un país critica tus actuaciones. El texto salió a la luz, de nuevo, en esta campaña y estos son cinco datos que quizás usted no sabía:

Piedad fue uribista. Así como lo lee. Castro Córdoba recuerda en su libro que Piedad Córdoba hizo campaña por Álvaro Uribe cuando el político antioqueño aspiró a la gobernación de ese departamento. Después, dice, con el tema de las Convivir (las cooperativas de seguridad privada) los dos dirigentes se distanciaron.

Amenazada con cárcel. Las amenazas que vivió la familia de la ex senadora y ahora candidata presidencial llevaron a que en algún momento a que Luis Ángel Castro, el padre de Juan Luis Castro, le advirtiera a Piedad que la haría meter presa si algo le pasaba a la seguridad de sus hijos.

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El peor día de su vida. Para Juan Luis Castro el peor día de su vida fue cuando los paramilitares de Carlos Castaño secuestraron a su madre. Durante 15 días la mantuvieron privada de la libertad. Cuando la recobró y se volvió a encontrar con su familia en el aeropuerto Enrique Olaya Herrera, la primera frase que les soltó fue: “No muchachos, es mejor hacerse matar que dejarse secuestrar”. Todos quedaron atónitos.

Un exilio corto. Después del secuestro, Piedad y sus hijos fueron a Canadá, donde tuvieron que trabajar en la venta de hamburguesas y el cuidado de niños. La familia ganó mucho en tranquilidad. Ya podían observar en los espejos retrovisores sin temor a ser seguidos por hombres extraños. Juan Luis Castro le pidió que se quedara, pero el exilio le duró solo un año: regresó a Colombia para una nueva campaña. Ella, dice, es como un niño a quien uno perdona y después vuelve a hacer más pilatunas.

Juntos, pero no revueltos. Ahora, los dos están en la arena política: Juan Luis Castro aspirando al Senado por la Alianza Verde y Piedad, su madre, por firmas por la Presidencia. Coinciden en algunas manifestaciones, solo en algunas, porque, aunque han sido felices, “siempre hay un pero”.

Fuente: eltiempo.com

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