‘Pólvora afecta no solo al que la usa’

Cali y el Valle del Cauca continúan presentando elevadas cifras de quemados por pólvora en lo que va de la temporada de Navidad y Fin de Año. En total, se han presentado a la fecha 26 casos de quemaduras por pólvora de los cuales 13 tuvieron lugar en Cali.

Al respecto, el secretario de Salud Municipal, Alexánder Durán, sostuvo que aunque se han hecho numerosas campañas, aún no se ve reflejado en una disminución considerable en el número de casos.

“La reducción no ha sido significativa, solo son dos casos menos que el año pasado a la misma fecha. La gente usualmente no asume su responsabilidad ante lo hecho”, explicó Durán y sostuvo que un elemento disuasivo para el uso de la pólvora es evidenciar las lesiones que causa.

“En esta temporada ha habido dos casos difíciles en Cali. Un niño de 13 años al que se le tuvo que amputar una falange porque se le estalló una petaca. También hubo un niño con lesión en un ojo por culpa de un tote. Son imágenes más que impactantes que hacen que la gente se lo piense dos veces”.

De momento, en 22 de los 42 municipios del Valle del Cauca los alcaldes han expedido decretos de prohibición de uso de pólvora. La gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, pidió hacerlo a los mandatarios que aún no lo expiden. Ya lo había hecho la directora del ICBF.

El Secretario de Salud agregó que no solo los que usan la pólvora resultan afectados, ya que se presentan otras ‘víctimas pasivas’ por el uso indiscriminado de la pirotecnia.

“Cuando hay quema excesiva de pólvora, por el humo que produce, las personas que sufren de enfermedades pulmonares o cuadros alérgicos, pueden tener desde simples manifestaciones de alergia a cuadros severos como crisis asmáticas. También en personas con ansiedad, el fuerte sonido puede desatarle una serie de crisis”, dijo Durán.

Alfonso Ávila, médico especialista en medicina familiar y docente de la facultad de salud de Icesi, agregó que personas que no estén previamente enfermas difícilmente tendrán síntomas más allá de un insomnio, pero para personas con estrés postraumático o problemas de ansiedad, pueden complicarse.

ELTIEMPO