Dos de los más reconocidos picoteros de la región Caribe salieron en defensa de los equipos de sonido, luego de que el alcalde de Malambo los prohibiera durante seis meses en espectáculos públicos aduciendo que los índices de inseguridad en ese municipio se incrementaron.
“Con esta decisión solo sataniza más la percepción que se tiene acerca de los picós”, declaró Julio César Lobo, uno de los más reconocidos picoteros de Barranquilla.
El propietario de El gran Lobo, manifestó que estos solo son madera, cables y equipos electrónicos. “Los picos no tienen vida, no matan ni atracan a nadie; es un ente inerte que solo genera alegría. Sin embargo, se quiere ver al pico como un agente maligno pero eso es absolutamente falso”, señaló.
Argumentó además que son equipos hechos a la medida del costeño por su puesta en escena y sonido.
“Pretender pensar que el problema social es culpa del picó es absurdo porque los índices de violencia no bajan pese a las prohibiciones”, dijo Lobo.
Por su parte, Italo Gallo, propietario del picó El Coreano, explicó que el gremio ha venido realizando un trabajo para cambiar la imagen satanizada que se tiene acerca de los picós. Sin embargo, todavía persiste la mala percepción.
“Probablemente la exposición musical de algunos picós ha originado que muchas personas tengan un mal concepto”, dijo.
Picoteros de la ciudad coincidieron en que las medidas de prohibición le cierran más espacios y a esto se le suman las restricciones que estipula el Código de Policía.
