Tras superar un episodio desagradable, aprendió la lección y ahora quiere ser mecánico automotriz.
Lleno de sueños y pensando en un futuro en el que sus padres ocupan un lugar preponderante, volvió la semana pasada a su hogar Deiby Enrique Andrade Agudelo, un joven de 19 años, tras vivir una experiencia militar de seis meses de la que le quedó como convicción que el servicio a la patria desde el Ejército debe ser una opción y no una obligación.
Ayudar a su padre en su ebanistería hace parte de la vida de Deiby Andrade quien espera confiado en su casa la baja del Ejército Nacional.
La experiencia, aunque corta, está cargada de episodios difíciles que incluyeron un intento de suicidio, única salida que encontró una madrugada para librarse de volver a un lugar al que fue llevado de manera obligada.
La historia de vida de Andrade Agudelo tuvo ribetes dramáticos, como el momento en que llegó al Batallón Batalla Palacé, el 7 de febrero pasado, acompañado por su padre, Ernesto Antonio Andrade Ávila, un paciente renal que se defiende como ebanista y que había convertido a su hijo en su soporte para ayudar a los gastos del hogar.
“Llegamos con la seguridad de que no me llevarían porque la historia clínica de mi papá indicaba una incapacidad física y yo estaba trabajando para apoyarlo pero no hubo poder humano que me salvara y al día siguiente ya estaba en Tolemaida” señala el joven, quien se encuentra de nuevo en Tuluá disfrutando de un permiso por 25 días que se le vence el 20 de septiembre.
Una lección de vida
Los días en la Base Militar de Tolemaida para el joven recluta fueron duros, en especial por su resistencia a cumplir con un régimen disciplinario al que no estaba acostumbrado, aunque aclara que siempre hubo buen trato y lo más difícil era lo que en la jerga militar se denomina el “volteo”, refiriéndose a los ejercicios que ponen a hacer a los soldados como castigo por alguna falta.
Las duras jornadas y la nostalgia por su mamá, su papá, su hermana mayor y en especial su pequeño sobrino, tuvieron un primer alivio el 26 de mayo al recibir un permiso por 25 días para que volviera a su hogar, junto a los suyos.
“Lo que me impactó al volver fue hallar a mi papa más enfermo, aparte de su habitual insuficiencia renal, ahora tenía una hernia y bajo tratamiento por tiroides, por lo que decidí buscar trabajo para ayudarle con los gastos de la casa y que no tuviera que trabajar tanto” precisa el joven en su casa del barrio San Pedro Claver.
Resuelto a no volver al Ejército, el 20 de junio tomó la peor de sus decisiones, atentar contra su vida tomando pastillas para dormir y un veneno, circunstancia que lo llevó por cinco días al hospital Tomás Uribe Uribe, de donde salió directo a Tolemaida. Su esfuerzo fue vano.
La situación allí, lejos de mejorar, empeoró por cuanto el acoso de compañeros y superiores no se hizo esperar. También fue sometido a un intenso tratamiento sicológico.
“El viernes de la semana pasada pedí cita con un coronel, le llevé mi historia clínica y luego me pasaron con la sicóloga quien autorizó un nuevo permiso de 25 días y me dijo que me fuera para la casa y esperara allí la baja” señala Andrade Agudelo con la esperanza de que pronto terminará su odisea reflejada en sus ojos.
Su historia de vida aún no concluye, quiere terminar su bachillerato, estudiar mecánica automotriz, mantener cuanto más pueda al lado de su sobrino y nunca abandonar a su padre para aliviar en algo sus enfermedades, pero no olvidará la experiencia militar de la que no se cansa de exponer que más que una obligación, debe ser una opción que escoja libremente todo joven colombiano.
Proyecto de ley en el Senado
El senador caucano, Luis Fernando Velasco, acaba de sacar adelante en el Congreso, la Ley 189 de 2016 mediante la cual se le hace una reforma sustancial al servicio militar que prestan los jóvenes colombianos.
“Todos tenemos una responsabilidad con el país. Entonces que la prestación del servicio militar no sea obligatoria en armas, sino que sean una opción”, dijo el congresista al término del debate.
La iniciativa tiene su base en la terminación del conflicto armado tras la firma de los acuerdos de paz con la guerrilla de las Farc, lo que motivó al Ministerio de Defensa a poner a consideración del Congreso la reforma.
Entre las modificaciones que contiene la reforma, se encuentran exención del servicio militar para desmovilizados, víctimas de la violencia y testigos de la Fiscalía así como la terminación de estudios básicos durante el servicio militar y estudios supe-riores a través del Sena.
También se establece un incremento de los pagos mensuales que reciben los soldados, reducción del costo de la libreta militar y una reducción del tiempo de servicio tanto para regu-lares como para bachilleres.
Velasco precisó, una vez el proyecto pasó a sanción presidencial, que se espera en un plazo no mayor de diez años, el servicio militar deje de ser obligatorio y adquiera una connotación más social.
EL TABLOIDE